El
primer procedimiento quirúrgico diseñado para la pérdida de peso fue la
derivación yeyuno-ileal (DYI), descrita inicialmente en 1954. El procedimiento
consistía en conectar la primera parte del intestino delgado (ID) con la parte
final del mismo, "puenteando" la mayor parte del intestino delgado
interfiriendo así con la absorción de los alimentos.
Para
que los alimentos ingeridos en la dieta puedan absorberse, necesitan mezclarse
con las secreciones hepáticas y pancreáticas. Estas sustancias, entre las que
destacan la bilis y distintas enzimas, desdoblan los alimentos para facilitar
su absorción a nivel intestinal. Con la DYI, la reducción de la superficie de
absorción (CC) a unos 35 cm aproximadamente provoca que la mayor parte de los
alimentos ingeridos pasen directamente al intestino grueso (IG), en donde no
pueden ser absorbidos por el cuerpo.
Al
impedir la absorción de los alimentos, las calorías ingeridas tampoco se
absorben, por lo que se genera un balance energético negativo que produce la
pérdida de peso.
Sin
embargo, la grasa y sus calorías no son los únicos nutrientes que dejan de
absorberse, sino que también se impide la absorción de proteínas,
carbohidratos, vitaminas y minerales. Esta malabsorción global comprometía de
manera muy importante el estado nutricional de los pacientes, los cuales
eventualmente iban presentando distintas complicaciones secundarias a esta
desnutrición crónica. Muchos de estos pacientes presentaban diferentes grados
de insuficiencia hepática y renal, además de un serio desequilibrio
electrolítico, anemia, y diferentes complicaciones gastrointestinales,
motivando el abandono de esta técnica quirúrgica.
A
pesar de sus múltiples complicaciones, en la actualidad se reconoce a la DYI
como el punto de partida de la cirugía bariátrica. Este procedimiento demostró
que era posible producir una pérdida de peso al modificar el tracto gastrointestinal,
y sentó las bases para los diferentes procedimientos disponibles el día de hoy.
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